Sobre: José Luis Sulvarán López y Antonio de Jesús Nájera Castellanos (coords.). (2024). Concepciones de persona y alma entre pueblos originarios contemporáneos.
Una aproximación filosófica. Universidad Intercultural de Chiapas.
Gabriel Mendoza Zárate[1]
Ante el agravamiento de la catástrofe ecológica global y el agotamiento del pensamiento moderno occidental, el libro Concepciones de persona y alma entre pueblos originarios contemporáneos. Una aproximación filosófica, coordinado por José Luis Sulvarán López y Antonio de Jesús Nájera Castellanos, representa una contribución oportuna y necesaria. Esta obra colectiva ofrece una reflexión filosófica e intercultural sobre nociones fundamentales como persona, alma, conocimiento y comunidad, a partir del estudio de diversas culturas originarias de América Latina, como los pueblos zoque, tojolabal, tsotsil, tseltal y mbyá-guaraní. El libro reivindica las cosmovisiones de los pueblos originarios como filosofías vivas que permiten repensar al ser humano, su relación con la naturaleza y los horizontes ético-políticos necesarios para enfrentar la actual crisis civilizatoria.
Contenido de la obra
La obra está compuesta por cinco capítulos que articulan estudios de campo, análisis filosófico, lingüístico y diálogo con la literatura antropológica. En el primer capítulo, José Luis Sulvarán López analiza el concepto de ko’jama en la cultura zoque de Chiapas, entendido como energía vital y principio del conocimiento. Como señala Sulvarán:
El ser humano, al estar constituido en su núcleo vital por elementos del medio ambiente —plantas, animales y fenómenos atmosféricos—, está ligado íntimamente a la naturaleza. Esta se reproduce en el interior de las personas a través del aliento vital o ko’jama, de tal manera que naturaleza y persona forman una unidad indisoluble. (p. 54).
El segundo capítulo, a cargo de Antonio de Jesús Nájera Castellanos y Fernando Guerrero Martínez, se enfoca en las nociones altsil (alma) y k’ujol (corazón) en la cosmovisión tojolabal. Desde esta perspectiva, se plantea una concepción del sujeto que excede el pensamiento lógico occidental, enraizada en la interconexión entre seres humanos, comunidad y naturaleza. De manera particularmente original, los autores introducen la noción de sutanaltik, cuyo sentido excede el entorno físico y apunta a una comprensión ontológica relacional:
El sutanaltik no se circunscribe a lo que existe a nuestro alrededor, sino más bien, cómo son las formas de relación con ese entorno y, por ende, la forma en que se construye un modo de vida particular fundado en el reconocimiento de la intersubjetividad de las relaciones entre sujetos (p. 77).
En el tercer capítulo, Manuel Bolom Pale explora el concepto tsotsil de ch’ulel, que hace referencia a una energía vital vinculada con el cosmos, y propone su comprensión desde una filosofía comunitaria. El cuarto capítulo, escrito por Abraham Sántiz Gómez, analiza el proceso epistemológico en la cultura tseltal a partir del concepto julix xch’ulel (“llegada del espíritu de entendimiento”), que marca la madurez ética y cognitiva de la persona, integrando comunidad, naturaleza y conocimiento. Finalmente, Sebastián Daniel Castiñeira examina la concepción de persona en la cultura mbyá-guaraní como una construcción social y comunitaria, fundamentada en la reciprocidad y lo sagrado. Su análisis se articula en torno a nociones centrales como el ñe’ẽ (palabra-alma), el teko (modo de ser o de vida) y el tekoha (entrelazamiento eco-social-espiritual), las cuales configuran una antropología relacional y holística que se contrapone críticamente al paradigma individualista dominante en la tradición occidental.
Tres textos acompañan el núcleo del libro: el interesante prólogo de la Dra. Guadalupe Huerta Morales sobre la necesidad de descolonizar la tecnología para que la inteligencia artificial, hoy día en auge, integre las perspectivas filosóficas y éticas de los pueblos originarios; el prefacio del filósofo mexicano Ambrosio Velasco Gómez, que enfatiza la importancia de la filosofía de los pueblos originarios para una cosmovivencia integral de la pluralidad de la vida humana y no humana. De igual manera, el epílogo de Antonio de Jesús Nájera Castellanos nos invita a cuestionar la dominación epistémica dualista y abrirnos a una perspectiva intersubjetiva y relacional, basada en el respeto y la reciprocidad.[2]
Filosofías originarias para repensar la relación humano-naturaleza
Más allá de las especificidades culturales, el conjunto de los capítulos de esta obra permite identificar un horizonte filosófico común que atraviesa estas cosmovivencias. Una de las ideas más destacadas es la relacionalidad como principio ontológico: la persona no es concebida como un ente autónomo y aislado, sino como un nodo en una red de vínculos con otros seres humanos, con la naturaleza y con lo sagrado. En la tradición mbyá-guaraní, por ejemplo, el ser se constituye en el tekoha, una territorialidad relacional. Esta relacionalidad está íntimamente ligada a la unidad entre naturaleza, comunidad y ser humano. En estas filosofías, la naturaleza no es un objeto externo ni un recurso para explotar, sino una entidad viva, animada por el mismo principio vital que recorre los cuerpos-territorios. Tal es el caso del altsil tojolabal o del ko’jama zoque, que expresan una continuidad ontológica entre humanidad y entorno natural.
Otra contribución fundamental del libro es la forma en que plantea el conocimiento como experiencia vivida y aprendizaje comunitario. En la perspectiva tseltal, no existe la noción de enseñar (Maurer, 2011), el acceso al conocimiento profundo no ocurre mediante un acto racional aislado, sino a través de un proceso de maduración vital y de inserción ética en la comunidad, que implica tanto el cuerpo como la emoción: un saber desde el sentipensar. Esta epistemología viva desafía el paradigma cartesiano y rescata formas de aprendizaje intergeneracional basadas en la escucha, la observación y la conexión espiritual. En este marco, el libro recupera también una cosmovisión holística que se opone al dualismo cuerpo-alma, sujeto-objeto o naturaleza-cultura. En lugar de compartimentos ontológicos, estas filosofías configuran una continuidad vital entre lo visible y lo invisible, entre lo material y lo espiritual, lo humano y lo no humano.
Estas concepciones alimentan una ética del buen vivir basada en la reciprocidad, la armonía y el equilibrio. En el pensamiento tsotsil y tseltal, la noción de lekil kuxlejal no se refiere a un bienestar individual, sino a una vida buena en comunión con la comunidad y el territorio. En el pensamiento mbyá-guaraní, esta ética se organiza en torno a una interdependencia con lo sagrado, que estructura la vida social y sus valores. La persona es vista aquí como un ser en formación, que atraviesa procesos de perfeccionamiento espiritual, como lo muestra el concepto tseltal de julix xch’ulel o la idea mbyá de tránsito del ãngue hacia una existencia más plena. Esta dimensión procesual del ser también se distancia de las concepciones occidentales estáticas o esencialistas.
Uno de los méritos más significativos del libro es que no sólo analiza estas cosmovisiones, sino que las sitúa como formas legítimas de filosofía. En este sentido, la obra participa activamente en un movimiento de resistencia epistémica que busca descolonizar el conocimiento y recuperar saberes ancestrales como alternativas críticas al pensamiento hegemónico. Este gesto no es menor: implica reconocer que la filosofía no es un monopolio de la tradición grecolatina o europea, sino una práctica plural, situada y abierta al diálogo intercultural. En sintonía con esta afirmación, el libro puede ser leído como una respuesta a la necesidad de construir nuevos horizontes de comprensión. Siguiendo la noción de “horizonte”, propuesta por el filósofo vasco Xavier Zubiri (2002) —como el marco desde el cual inteligimos la realidad—, estas filosofías originarias despliegan campos de intelección que reconfiguran los modos de percibir, valorar y habitar el mundo.
De hecho, si seguimos las tres formas de filosofía identificadas por Zubiri (1974) —como saber sobre las cosas, como orientación para la vida y como forma de vida—, podemos decir que este libro las pone en juego simultáneamente. En primer lugar, desarrolla un saber profundo sobre la realidad, expresado en conceptos como ch’ulel, altsil, ko’jama y ñe’ẽ, que no sólo designan creencias, sino estructuras ontológicas complejas. En segundo lugar, ofrece una dirección para la vida mediante principios éticos como el buen vivir, la reciprocidad y el respeto a la naturaleza. En tercer lugar, encarna una filosofía como forma de vida, que se expresa en prácticas cotidianas, rituales, pedagogías y formas de habitar el territorio. Esta integralidad filosófica contrasta con la fragmentación habitual del pensamiento occidental, al punto que podría afirmarse que estas cosmovisiones poseen una coherencia interna y una radicalidad ética que interpelan al pensamiento moderno.
Desde esta perspectiva, Concepciones de persona y alma entre pueblos originarios contemporáneos ofrece herramientas para pensar la catástrofe socioambiental desde otros marcos de referencia. Al proponer una antropología no dualista, una epistemología del vínculo y una ética de la reciprocidad, el libro contribuye a imaginar formas de vida basadas en la interdependencia y el cuidado. Por supuesto, que no se trata de idealizar el pensamiento de los pueblos originarios, sino de reconocer en éste la potencia de una crítica al paradigma moderno y la posibilidad de construir futuros en los que la justicia ambiental, la resiliencia ecológica y el respeto a la diversidad cultural sean principios fundantes.
En suma, más que una colección de textos, el libro es una invitación a escuchar, a aprender y a transformar nuestra manera de estar en el mundo. Se trata así de una lectura imprescindible para quienes quieran aportar a los debates actuales sobre la relación humano-naturaleza y buscan horizontes ético-políticos más allá del colapso socioambiental.
Referencias
Maurer Ávalos, Eugenio. (2011). ¡Los tseltales aprenden sin enseñanzas! Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, XLI(3-4), 65-71.
Zubiri, Xavier. (2002). Sobre el problema de la filosofía y otros escritos (1932-1944). Alianza Editorial.
Zubiri, Xavier. (1974). Naturaleza, Historia, Dios. Alianza Editorial.
[1] Es maestro y doctor en Sociología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) de París, licenciado en Filosofía y Ciencias Sociales por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), y en Ciencias Teológicas por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII), Nivel 1. Actualmente se desempeña como profesor e investigador en el Departamento de Ciencias Sociales de la Ibero Puebla, donde también forma parte del Observatorio de Participación Social y Calidad Democrática. Su labor investigativa y de acompañamiento se centra en los procesos sociopolíticos de autonomía y defensa del territorio en comunidades indígenas del estado de Chiapas. Correo-e: gabriel.mendoza@iberopuebla.mx. ORCID: https://orcid.org/0009-0003-7305-4413
[2] Una presentación más amplia de esta obra puede consultarse en: Ibero Puebla (2025). Concepciones de persona y alma entre pueblos originarios contemporáneos. Una aproximación filosófica [conferencia]. https://www.youtube.com/watch?v=khYxqUHa_m8&t=17s