Reseña de Agroecología y organización social. Estudios críticos sobre prácticas y saberes [1]

Este libro fue publicado en 2022 por la Universidad de Monterrey en el marco del proyecto “Articulación de agroecosistemas de maíz criollo dentro de tres municipios de la región Ciénega de Jalisco para el escalamiento de la producción agroecológica y la consolidación de comercialización de alimentos sanos libres de agrotóxicos desde una perspectiva de la economía social”. Este proyecto y el libro fueron apoyados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y coordinado por Eduardo Enrique Aguilar.

El objetivo del proyecto fue consolidar un proceso de transición agroecológica de maíz criollo que emprendieron diversos productores en tres municipios de la región Ciénega, y promover que sus cosechas sean comercializadas colectivamente bajo los principios de la economía social.

Subrayo que este esfuerzo colectivo no representa sólo los resultados y sistematizaciones de la investigación de un único proyecto, sino que se presentan también los resultados y reflexiones de otros procesos que se enmarcan dentro de los campos de la agroecología y de la organización social para la solidaridad económica.

En la introducción del libro se explicitan y delimitan las definiciones de los dos principales conceptos que transversalizan cada apartado del texto: agroecología y solidaridad económica.

El primero se entiende

como un proceso social multiforme, no solamente como una ciencia o un diálogo de saberes, sino también como propuesta ético-política y hasta como un horizonte de vida; es decir, una propuesta que, en su complejidad, ofrece caminos para la construcción de una relación de producción agraria sustentable y regenerativa que, a su vez, representa un hacer campesino dignificante para las personas involucradas, incluyendo también a las personas de la ciudad que están ligadas al movimiento.  (p. 10) 

El segundo concepto, solidaridad económica, se entiende como

una relación que busca transformar el patrón de poder mundial, colonial, moderno y capitalista. En otras palabras, construir una economía liberadora de toda opresión; partimos no sólo de pensar en emprendimientos sociales, en empresas colectivas y redes solidarias, sino en una reproducción de la vida bajo una racionalidad económica de justicia, equidad y regeneración.  (p.10)

En este sentido, es preciso decir que el texto tiene una pretensión política clara: éste no es un libro de mera revisión académica, sino que busca facilitar herramientas para aquilatar los procesos de transformación de la realidad.

El libro plantea una estructura que sigue un hilo conductor basado en la praxis. Cada apartado del documento así lo evidencia. El primer capítulo titulado “Agroecología” es una visión crítica de la autora Laura Collins, quien descifra la diferencia entre la teoría y la práctica de la agroecología, después de realizar un trabajo etnográfico con técnicos agroecológicos. Collins señala una distorsión de la agroecología al amputarle partes significativas de la visión de la cultura campesina y desde una visión parcial disciplinar. Añade que se suelen separar los aspectos tecnológicos de los sociales y se priorizan los aspectos técnicos de la producción y se omiten los contenidos sociales y culturales.

Esto nos invita a reflexionar sobre la importancia de contar con miradas holísticas y con una perspectiva sistémica. Así surgen inquietudes como ¿es posible romper nuestra visión limitada y segmentada de la realidad? ¿Cómo se podría lograr? En ese sentido, el apartado comenta algunos conceptos que buscan nuevas formas de vida que superen el capitalismo, propios de los movimientos sociales, como el buen vivir, la comunalidad y las epistemologías del sur. La autora se pregunta si el movimiento por la agroecología puede ser considerado como impulsor de una forma diferente de ver la realidad, o si se limita a cuestiones técnicas o tecnológicas.

Hace un claro desmarque de lo orgánico y lo agroecológico; incluso hace una crítica a la producción y consumo orgánicos. Explica detalladamente qué es la agroecología para los agroecólogos y describe algunas limitaciones y contradicciones que se dan entre el discurso y la práctica agroecológica; por ejemplo, el uso de bitácoras que debe hacer un campesino analfabeto o mujeres con hijos y tareas domésticas que atender con poco tiempo para esta labor de sistematización. La autora atribuye a esto la ceguera ontológica, fenómeno que focaliza la mirada en los componentes naturales y sus interacciones sin percatarse de los factores sociales y culturales.

En el capítulo siguiente “¿Cómo investigamos las alternativas? Apuntes autocríticos”, el coordinador del libro, Eduardo Enrique Aguilar, hace una autocrítica sobre los papeles que tienen las personas investigadoras de la academia y los equipos técnicos frente a los sujetos sociales. El autor afirma que al momento de realizar un proyecto de investigación ocurren dos o más procesos sociales paralelamente, pero cuando se escriben los resultados del proyecto solo se escribe sobre los sujetos sociales investigados, invisibilizando lo ocurrido dentro del equipo de investigación, cuando en realidad esto es parte del mismo proceso. Es decir, se trata de romper con la lógica metodológica positivista que limita la comprensión de la realidad al no incorporar estas reflexiones y autocríticas.

Aguilar describe los antecedentes del proyecto y pone en contexto lo que aconteció durante la gestación y el desarrollo de éste: encuentros, desencuentros, cambios, emociones, etcétera. El capítulo finaliza con algunas reflexiones de lo que acontecía con el equipo agro dentro del proyecto de investigación que desestimó que la lucha contra los agrotóxicos pasa por el análisis y la crítica de la estructura económica capitalista.

En el mismo tenor crítico-reflexivo continúa el texto con el tercer capítulo “Reflexiones sobre el proceso de acompañamiento para la organización social y la solidaridad económica en tres comunidades productoras de maíz criollo de la ribera del lago de Chapala, estado de Jalisco” de Diego Mauricio Montoya Bedoya y Zoiré de la Rosa Padrón El texto tiene un doble carácter: descriptivo y analítico, combinación que teje tanto las narrativas de los campesinos recogidas dentro del proceso, como las apuestas conceptuales que el equipo orientador reafirmó durante el transcurso. En este sentido, la arquitectura reflexiva del escrito proviene de procesos participativos de educación popular como herramientas para comprender las diferentes realidades y desafíos cotidianos de las familias campesinas. El proceso que se describe en este capítulo contribuyó a replantear los objetivos del proyecto general para que el objetivo de lograr la transición agroecológica tuviera sentido, ya no como una imposición de los ingenieros agrónomos, sino bajo los propios términos de organización social que las personas del campo construyeron.

Particularmente, este capítulo nos brinda pistas de que el acompañamiento a los actores sociales es fundamental para validar que el proceso investigativo va en la dirección correcta o no. También vale la pena hacer mención que nuestras culturas latinoamericanas y en general la familia humana hemos padecido para organizarnos y encaminarnos hacia procesos colaborativos y solidarios. De aquí deviene la importancia del acompañamiento y la mediación de procesos sociales colectivos.

El cuarto capítulo aborda, según su título, la “Recuperación de prácticas y saberes de las mujeres campesinas en comunidades de Poncitlán y Zapotlán del rey, Jalisco” de Ana Caren Alvarado González, Flor Angélica López Sánchez y Marlene Ayala López. Los autores  colocan el acento y muestran el sesgo patriarcal en la elaboración del diagnóstico por parte de los técnicos agrónomos. En primer lugar, ellas detectan cómo es que el diagnóstico inicial partió de la voz de una mayoría de varones campesinos, y en su texto demuestran cómo es que toda la lógica del proyecto cambia al integrar la voz y el quehacer de las mujeres dentro del proceso. De aquí surgen preguntas para los autores, como ¿en qué cambió el proyecto al integrar la voz de las mujeres? ¿Por qué razones no fueron integradas estas voces? Estas son preguntas que vale la pena contextualizar y responder a la luz de una perspectiva sistémica.

En el capítulo quinto titulado “Nocividad del metabolismo agroindustrial en el occidente de México”, cuyos autores son el Colectivo por la autonomía, Evangelina Robles, José Godoy y Eduardo Villalpando.En este capítulo se presenta el panorama de la nocividad de la agroindustria en el occidente de México. Es una descripción sumamente relevante para comprender la trascendencia de las alternativas agro que están siendo construidas en nuestro país y que han posibilitado la formulación de políticas públicas para su desarrollo.

La reflexión gira en torno a cómo es que para mantener los niveles de exportación masiva de alimentos se necesita una cantidad gigantesca de elementos tóxicos y energía fósil que han contaminado las aguas, las tierras y las vidas humanas convirtiendo a la producción agroindustrial en un asunto totalmente insustentable; por ello, denuncian la urgencia para pararla y hallar soluciones de corte local/regional.

Sin duda, estas voces han sido importantes para la gestación de políticas públicas como la erradicación paulatina del glifosato en México. Este caso sienta un antecedente valioso en la lucha por la seguridad y autonomía alimentaria. ¿De qué manera se manifestaron estas denuncias? ¿Cuánto tiempo y en qué momento coyuntural emergieron? ¿Qué hay de los liderazgos en el interior de la organización social? Éstas son algunas interrogantes a las que invita el texto. Pero invitaría a los autores a que ahondaran más en torno a la organización social y su contexto político, cultural, histórico, que favoreció la unidad y perseverancia en el movimiento colectivo y sus denuncias.

Precisamente en ese sentido se dirige el sexto capítulo que lleva por nombre “Prácticas de economía social y solidaria en las redes alimentarias alternativas en el occidente de México” cuyos autores son: Rodrigo Rodríguez Guerrero, Gregorio Leal Martínez, Jorge Federico Eufracio Jaramillo, Roberto Paulo Orozco Hernández y Eric Rosalío Alvarado Castro  Este es un estudio que mapea y muestra la lógica de las prácticas de economía social y solidaria de las redes alimentarias alternativas en el occidente de México; como hallazgos se muestra que estas organizaciones no solamente luchan contra la lógica depredadora del modelo agroindustrial capitalista a través de la producción regenerativa, sino que también, en los diferentes momentos de la circulación y comercialización de los alimentos, se visibilizan y priorizan actividades de solidaridad y cooperación.

Otro caso que presenta el libro es el del mercado de cambio de Pátzcuaro y su análisis como una institución solidaria. En este capítulo séptimo titulado: “El mercado de cambio de Pátzcuaro, Michoacán. Análisis de una institución solidaria de mujeres purépechas” de Josefina Cendejas Guízar, Juan Carlos Hidalgo Sanjurjo y Yaayé Arellanes Cancino  se reflexiona sobre el mercado de cambio de Pátzcuaro, Michoacán, a través de las visitas a ese espacio y el diálogo con las participantes, ofreciendo un panorama amplio sobre formas de circulación y comercialización, cuyo objetivo principal no es el lucro ni la acumulación de la riqueza, puesto que se acude ahí para la obtención de medios de vida. Los autores señalan que el mercado de cambio en Michoacán no es antisistema, más bien lo interpretan como una alternativa dentro del parámetro de la economía convencional, dada su resiliencia, equidad y autonomía, destacando que a partir de esta experiencia se puedan inspirar nuevas organizaciones para procurar la autosuficiencia alimentaria. Así pues, el debate no se cierra con este diálogo, sino que podemos seguir abriendo cuestionamientos. ¿Hasta qué punto las redes alimentarias alternativas, la economía social y solidaria, la agroecología, la organización social tienen el potencial de ser antisistémicas? ¿Cómo prefigurar y construir mundos distintos? ¿Hacia dónde y cómo transitar a la construcción de otras realidades cuyo fundamento sea la justicia y la vida digna?

El último capítulo “Hacia otra economía, otra política. Reflexiones sobre instituciones no estatales en América Latina” cuyo autor es Gustavo Moura de Oliveira, plantea ideas que ofrecen un marco teórico amplio que tiene como base la reciente investigación doctoral del autor, que no sólo nos permite repensar todas las experiencias descritas en este libro, sino que también nos permite repensar los caminos hacia otra economía y otra política. El argumento de partida en este texto es que la política no es y tampoco debería ser monopolio del Estado.

Las reflexiones aquí presentadas son resultado de una investigación más amplia que combinó revisión de bibliografía e investigación de campo que emanan de la necesidad de responder las siguientes preguntas: ¿es posible organizar la vida en común sin instituciones? ¿Cómo se configura el Estado en América Latina en cuanto forma hegemónica de organización de la vida en común y por qué puede ser fructífero pensar más allá de él?

Este apartado presenta una propuesta de autogobierno popular-comunitario, una forma potencialmente capaz de producir solidaridad económica por buscar ser antiautoritaria, antijerárquica y antiélite y por funcionar bajo 1) participación directa, 2) alto nivel de organización horizontal, 3) descentralización de la información y recursos y 4) toma de decisiones por consenso.

Conclusiones personales

El libro es un aporte que trasciende la tradicional perspectiva academicista. El texto no sólo nos permite reflexionar sobre cómo investigamos y qué sentido tiene hacerlo, sino que también aporta con metodologías para la gestión de proyectos alternativos, aunque al parecer esta no es su principal finalidad, pero podría coadyuvar a ello. Es decir, el libro puede ser una guía que, desde las ciencias sociales, nos permita diseñar, implementar y evaluar proyectos de incidencia resaltando la inclusión de todos los grupos de interés, un acompañamiento para la organización social, las perspectivas histórico-culturales y de género, así como la resignificación del sentido investigativo.

Todo el libro contiene una carga fuerte de pensamiento crítico que invita a cuestionarnos conceptos o “realidades” supuestamente ya conocidas, pero no se queda en una crítica valiosa, sino que desarrolla propuestas que contribuyen a visibilizar experiencias y dar voces a grupos campesinos o de investigadores con la convicción de transformar una realidad. El libro nos enlaza con una red de personas que desarrollan proyectos a contracorriente que resisten con éxito ante grandes fuerzas sistémicas.

Y he ahí que el gran valor del libro está en sus autores, investigados e investigadores, personas con sueños, anhelos, experiencias y estudios que comparten algo de lo que están llenos sus corazones y que puede degustarse en la parte final del texto, en la que se presentan breves autorretratos de los autores que revelan algo de sus personalidades y la coherencia epistémica y ontológica del libro.

[1] Aguilar, E. (2022). Agroecología y organización social. Estudios críticos sobre prácticas y saberes. México: Editorial Itaca.

[2] Doctor en Administración, profesor investigador con adscripción al Sistema Nacional de Investigadores en la BUAP, consultor y cofundador de Verde y Azul Desarrollo Integral. Experiencia laboral en el sector público y privado por más de 20 años en puestos de liderazgo.

Enrique Rosano Reyes

Doctor en Administración, profesor investigador con adscripción al Sistema Nacional de Investigadores en la BUAP, consultor y cofundador de Verde y Azul Desarrollo Integral. Experiencia laboral en el sector público y privado por más de 20 años en puestos de liderazgo.

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